Georg Simmel
Filosofía del paisaje
2025, 32 pp.
A menudo, se ha afirmado que el verdadero “sentimiento por la naturaleza” se desarrolló en la era moderna y que esto se deriva de su lirismo, romanticismo, etc. (…) Me parece que las religiones de épocas más primitivas revelan un sentimiento particularmente profundo por la “naturaleza”. Solo la experiencia de la configuración específica “paisaje” ha madurado tardíamente, precisamente porque su creación exigía una ruptura con ese sentir unificador de la naturaleza como un todo.
En este breve enunciado de Filosofía del paisaje (1913), Georg Simmel (Berlín, 1858-Estrasburgo, 1918) nos genera un estallido de preguntas: ¿qué es el paisaje? ¿cuán diferente es nuestro concepto de paisaje con el de las sociedades primitivas? ¿el recorte que operamos sobre la naturaleza y que concebimos como “paisaje” está más cerca de una creación artística e influenciado por la pintura o es un verdadero entrelazamiento con los elementos naturales?
La disputa cultura objetiva / cultura subjetiva (impulsada por la nueva sociedad de masas) a principios del XX, ha llevado, entre otras cosas, a que Simmel vea en el espacio una condición regente para la interacción social y los procesos de individuación social. En Filosofía del paisaje desarrolla su reflexión en torno al paisaje como una configuración mental humana (similar a una obra pictórica, similar a un poema) en donde elementos dispersos de un todo infinito y fluido (la naturaleza), se elevan hacia una creación autónoma y con su propia legislación.
Sin embargo, no es tan sencillo. De lo inmediatamente dado (las nubes, el mar, la montaña, etc.), por el sólo hecho de su existencia, no es posible generar una configuración autónoma que supere a un conjunto de simples elementos individuales. Y aquí el concepto clave de Simmel es Stimmung, que hemos traducido como “vibra” y que también puede pensarse como “tono”, dados los vínculos académicos del nuestro autor con la música y el arte. Entonces, ¿esta vibra será un estado mental de la percepción o algo inherente a la naturaleza?
Estas reflexiones, que ofrece Simmel en Filosofía del paisaje, nos exigen mirar en rededor y reconfigurar nuestras ideas asociadas, por un lado, a la naturaleza, al arte y al ser; y por otro, a lo colectivo e individual; construcciones que nos permitirán definir nuevos vínculos comunitarios.