Novalis
Polen
2024, 64 pp.
Los textos (fragmentos, mejor dicho) que componen Polen de Novalis pueden ser considerados entre los escritos más difíciles y, a la vez, más hermosos de la literatura alemana. Con ese libro, Novalis (cuyo nombre real era Friedrich von Hardenberg, 1772-1801) hizo su debut poético-filosófico en 1798 en la revista romántica Athenaeum.
Resumir el contenido de este libro es casi imposible. Cada uno de los fragmentos aborda temas muy diversos y complejos, como la filosofía y la educación, la religión y la antropología, la poesía y la teoría del Estado. El primer texto del libro es casi programático para el primer romanticismo:
Buscamos por doquier lo absoluto y lo que encontramos son cosas.
Una búsqueda que, sin embargo, no se puede alcanzar o representar sin más.
Para lograrlo, Novalis recurre al Witz que, en sus tres aspectos como arte performativo, juego y arte de la combinación y la hibridación, busca superar la diferencia entre lo finito, lo sensorial de lo infinito y lo trascendental, espiritual a través de metáforas y símbolos capaces de mediar entre contradicciones. En esto, el primer romanticismo es similar a los primeros idealistas Fichte y Schelling, cuyos pensamientos Novalis estudió con entusiasmo. Y tales figuras fueron las mediadoras para que Novalis defina su “romantizar” el mundo:
El mundo tiene que ser romantizado. Así se volverá a encontrar el sentido original. La romantización no es más que una potenciación cualitativa. (...) Al darle a lo común un significado elevado; a lo ordinario, un aspecto misterioso; a lo conocido, la dignidad de lo desconocido; a lo finito, una apariencia infinita, romantizamos.
Y no sólo esta operación eleva al yo, Novalis también sitúa al universo en el propio ser humano para socavar los límites entre lo humano y naturaleza, entre el mundo interior y exterior:
Soñamos con viajes por el universo, ¿no está en nosotros mismos? No conocemos las profundidades de nuestro espíritu. El misterioso camino conduce hacia el interior.
Tanto la naturaleza como las ideas se yerguen como un bien común, esa noción de “comunidad” en el sentido romántico también se despliega en Polen:
La naturaleza es enemiga de las posesiones eternas. Destruye todo signo de propiedad según leyes férreas, elimina todo indicio de formación. La tierra es de todos los seres vivos y cada uno tiene derecho a todo. Quienes estuvieron primero no tienen nada que agradecerle a esa coincidencia primigenia. Tarde o temprano, expirará todo derecho de propiedad. (…) Pero si el cuerpo es una propiedad con la que solo adquiero los derechos de un habitante activo de este planeta, entonces, no puedo perderme a mí mismo por su pérdida.
El pensamiento se entiende más bien como un continuo “filosofar-juntos”.
Si al hablar de nuestros pensamientos, alternamos entre el entendimiento y la ignorancia absolutos, entonces podemos hablar de una amistad filosófica. Con nosotros mismos no es distinto. ¿No es la vida de un ser racional más que una constante symphilosophie interior? [Friedrich Schlegel]
Eso explica la presencia de algunas citas de Friedrich Schlegel en el libro, así como se pueden encontrar citas de Novalis en la obra de Schlegel.
Queda claro que Novalis no busca producir textos o sistemas de pensamiento claros y autónomos, sino una interconexión a gran escala, entre seres humanos, creaciones, campos de conocimiento e intereses.
Estamos relacionados con todas las partes del universo, como con el futuro y el pasado. Solo depende de la dirección y duración de nuestra atención, qué relación queremos desarrollar en particular, cuál sea importante y efectiva para nosotros.
A diferencia del aforismo, el fragmento es un texto inacabado o inacabable. Novalis no aprecia los sistemas limitados y limitantes.
Cuanto más limitado sea un sistema, más agradará a las grandes mentes. El sistema de los materialistas, la doctrina de Helvetius, y también la de Locke, han sido muy aclamados por ellos. Incluso hoy, Kant encontrará más seguidores que Fichte.
Su pensamiento es una búsqueda audaz y exploratoria de nuevas perspectivas. Por eso anima a sus lectores a una lectura productiva: sus fragmentos están incompletos para que otros puedan seguir escribiéndolos. Las palabras de Novalis no pretenden ser más que semillas que germinan mientras se leen.
Fragmentos como estos son semillas literarias. Por supuesto que puede haber muchos granos muertos entre ellos, pero ¡qué importa, siempre que alguno pueda elevarse!