Ahora mi alma duerme
La tormenta derribó sus troncos,
oh, mi alma era un bosque.
¿Me escuchaste llorar?
Porque abres los ojos con miedo.
Las estrellas esparcen noche
en mi sangre derramada.
Ahora mi alma duerme
temblorosa de puntitas de pie.
Oh, mi alma era un bosque.
Palmeras daban sombra,
de las ramas colgaba el amor.
Consuela a mi alma en sueño.
Llegada
Llegué al límite de mi corazón.
No hay luz que conduzca más allá.
Detrás de mí dejé al mundo,
vuelan las estrellas: aves doradas.
La luna en su torre iza la oscuridad.
… Oh, con cuánta dulzura me canta una sabia melodía.
Pero mis hombros se levantan, cúpulas altivas.
Voz del Edén
Salvaje, Eva, reconocete más errante,
tu deseo fue la serpiente,
su voz sinuosa se arrastró sobre tus labios,
y mordió tu boca.
Salvaje, Eva, reconocete más violenta,
le arrebataste a Dios el día,
porque viste la luz demasiado pronto
y te hundiste en el ciego cáliz de la vergüenza.
Colosal
abandona tu regazo
primero como compromiso,
luego enredándose impetuosamente
creándose a sí misma
el alma divina…
Y ella crece
más allá del mundo,
pierde el origen,
más allá del tiempo,
y regresa a tu corazón, que es miles,
altísima…
Eva, canta al desasosiego, sola, más y más sola,
gotas pesadas marcan el latido de tu corazón.
Eva, desata el oscuro lazo de lágrimas,
que adorna el cuello del mundo.
Transforma tu rostro a luz de la luna,
Sos hermosa…
Canta, canta, escucha el sonido del éxtasis
que la noche entona y a todo ignora.
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