Cannstatt, 21 de diciembre de 1920
Weimar: el contrato, del 1 de enero hasta abril 1923, está firmado. La mudanza va a ser lenta, es difícil encontrar departamento. También puedo pedir licencia para terminar todo lo relacionado con mi trabajo coreográfico.
¿Te conté que también nombraron a Klee? Ahí lo conocí personalmente y me pareció extrañamente materialista: preguntaba sobre el precio de los alimentos, el alquiler. Te lo comento porque su insistencia rayaba en lo cómico. Tengo mucho que contarte –y lo haré– sobre la Bauhaus, especialmente cuando comience a trabajar. Por ahora, un cargo tradicional de profesor, clases sistemáticas es impensable –por lo menos esa es la impresión que dan. Sólo Itten da ese tipo de cátedra. Lyonel Feininger, por ejemplo, sólo habla con los alumnos una vez por semana. En lugar de estudiantes, pienso en colaboradores que trabajan, colaboradores que pueden elegir libremente a su mentor–, pienso mucho en una metodología práctica y plástica, en la que el conocimiento general y específico sean algo evidente del proceso.
Es un peligro que la Bauhaus no sea de verdad tan distinta a otras academias modernas (por ejemplo, en la forma de hacer oposiciones para ocupar una cátedra), y es que la esencia, aquello que la distingue de otras: el trabajo artesanal, los talleres parece secundario. Por ejemplo, en los talleres, faltan instalaciones y equipos técnicos. Además, parece que los alumnos tienen poco interés en el trabajo artesanal y prefieren concentrar su ambiciones en ser pintores modernos. Lo bueno es que Gropius se va a dar tiempo a sí mismo y a la Bauhaus; ha decidido no exponer nada para el público por los próximos cinco años.
A pesar de todo, estoy feliz de ir a Weimar y de trabajar allí. Es una ciudad silenciosa y pequeña, y espero poder rescatar algo de los sueños que deberían haberse cumplido junto al Bodensee. Creo que sólo se ha pospuesto; para la señora Tull es algo inminente. ¡Hay tres meses de vacaciones!
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