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Buchwald

Rainer Maria Rilke: Réquiem para una amiga, fragmento

Igual a un ciego que aprende el contorno de una cosa, 

siento tu destino y no sé cómo nombrarlo.  

Juntos reclamemos que alguien  

te haya arrebatado del espejo. ¿Todavía podés llorar?  

No podés. La fuerza y el caudal de tus lágrimas  

los convertiste en tu contemplar maduro,  

y estabas en eso: trasladando toda savia  

en tu interior hacia una existencia poderosa  

que se eleva y gira, en equilibrio y a ciegas.

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