Las construcciones de la historia son comparables a ordres militares que disciplinan y acuartelan la vida verdadera. En cambio, el levantamiento callejero se parece a la anécdota. La anécdota nos acerca las cosas en el espacio, permite que entren en nuestra vida. Representa la rigurosa contraposición a la historia que exige la “empatía”, que hace de todo algo abstracto. La misma técnica de cercanía se puede ejercer, a modo de calendario, con las distintas épocas. Imaginemos que un hombre de cincuenta años muere exactamente el día del nacimiento de su hijo; a este le sucede lo mismo, etc. Si iniciáramos esta serie con el nacimiento de Cristo, tendríamos como resultado que desde el comienzo de nuestro cómputo temporal no han vivido ni cuarenta hombres. Así, la imagen del devenir del tiempo histórico cambia apenas se la compara con una escala adecuada y comprensible a la vida humana. Este páthos de la cercanía, el odio contra la configuración abstracta de la historia en “épocas”, estuvo presente en los grandes escépticos, como Anatole France. [S 1a, 3]
Buchwald
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