Rilke y Paula Modersohn-Becker
Las cosas tal como
son en mí.
Correspondencia entre Rilke y Paula Becker
2024, 128 pp.
isbn: 978-631-90310-3-4
Las cosas tal como son en mí es una selección de la correspondencia entre Paula Modersohn-Becker (1876-1907) y Rainer Maria Rilke (1875-1926), dos artistas unidos en el deseo de encontrar su propia voz al comienzo de la era moderna en Alemania. Las cartas vehiculizan el amor, el respeto y la gratitud por la existencia del otro; pero también las dudas, el enojo y la intransigencia. Un intercambio que plasma no sólo un vínculo muy íntimo entre dos personas, sino también el de los artistas con los avatares de su tiempo.
En agosto de 1900, a pocos días de regresar de su viaje a Rusia con Lou Andreas-Salomé, Rilke llega a Worpswede. Por invitación de Heinrich Vogeler, quería conocer la colonia de artistas. Desde el otoño de 1898, la joven pintora Paula Becker también formaba parte de la comunidad. Sin embargo, su contexto artístico, así como sus colegas, no fueron suficiente inspiración, por lo que partió a París en diciembre de 1899 para trabajar en la Académie Colarossi y en la escuela de escultura de Rodin.
Cuando Rilke llega a Worpswede, a finales del verano del año siguiente, no sólo conoció a Vogeler y a los secesionistas que allí vivían, sino también a la pintora que se debatía entre el pantano y la metrópoli francesa en busca de una orientación artística y personal.
Rilke se convierte en el nuevo centro de atención en Worpswede y asume la presidencia de las reuniones de los domingos por la noche. Los pocos días transcurridos entre la llegada de Rilke a Worpswede y su partida en octubre a Berlín-Schmargendorf, el poeta conoce a dos personas que lo acompañaron durante toda su vida. Clara Westhoff, que se convertiría en su esposa, y Paula Becker, su amiga más influyente hasta su muerte en noviembre de 1907.
El "Diario de Schmargendorf" de Rilke da muestra de esa sensibilidad compartida: “De repente uno se encuentra con alguien que escucha y todas las palabras tienen sentido.”
¿Su carta no es una para mí y, en realidad, tampoco de usted? Espero que haya sido para mí y también de usted. Creo que no deberíamos esperar siempre que nuestra pobre alma esté en un estado de ánimo de domingo. No reconozco ningún modelo, ni el modelo Rilke ni el modelo Becker… (Becker a Rilke)